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Efectos de la Liberalización: Chile

Lo que se describe a continuación, puede ocurrir en un futuro no muy lejano en España, si las medidas liberalizadoras del Gobierno del PP siguen su curso, y se rinden ante la presión de los Grandes Poderes Económicos, que lejos de entender de Humanidad, predican el libre despido y los contratos basura.

La Desregulación que Convirtió la Sanidad en un Bien de Lujo

1. En Chile hay 14 millones de habitantes. En los años 70 había 1583 oficinas de farmacia. En el año 2000, no llegan a las 1400 oficinas.
El 40% de ellas, - un total de 562 oficinas -, pertenecen a tres grandes cadenas farmacéuticas: Farmacias Ahumada, Farmacias Cruz Verde y las recién fusionadas Brand y Salco. Controlan otro 40% de la cuota de mercado de forma indirecta a través de su propia distribución.

2. Las cadenas farmacéuticas se asocian con empresas diversas, en holdings de integración vertical: desde cadenas de grandes almacenes, a corredurías de seguros, agencias de viajes, casas de decoración...
Estos consorcios farmacéuticos manejan el 80% del mercado. En sus previsiones para el año 2002 querían tener el 95% del mercado farmacéutico. En el 2000 lo han conseguido.

3. En este contexto y de acuerdo con un estudio del Ministerio de Sanidad Chileno, la vida media de una oficina de farmacia independiente oscila entre tres y cuatro años. La solución: convertirse en franquicia.

4. El farmacéutico está presente en la oficina de farmacia por dos motivos: la ley determina que debe de estar en la farmacia 8 horas. Y por encima de consideraciones legales. Su presencia obedece al prestigio que supone. Es una imagen que parece asegurar la atención farmacéutica tal y como la conocemos en España.
La cualificación profesional depende de los ingresos que aporte a la farmacia.
Perdidas las expectativas de futuro, el farmacéutico es sólo un gestor.

5. Mientras que la atención farmacéutica ha desaparecido en Chile, en Estados Unidos, cuyo modelo desregulado se utilizó como ejemplo, ha vuelto a instaurarse esta atención farmacéutica, por la cual el paciente debe pagar, a través de una consulta similar a la médica. El motivo: el coste sanitario y humano se disparó hasta cotas insospechadas debido a la automedicación, y las compañías de seguros han visto este sistema mucho más rentable.

6. La concentración empresarial se corresponde con una concentración geográfica: entre 10.000 y 14.000 habitantes por farmacia. Cinco regiones no disponen de ninguna oficina cercana. La mayor concentración de farmacias se da en la capital, Santiago de Chile y dentro de Santiago en la zona Oriente, que es la de mayor poder adquisitivo.

7. La concentración del mercado farmacéutico no ha favorecido una disminución en el precio promedio del medicamento: en el año 92 era de 1.46 US$ y en el año 99 de 4.60 US$ (a que le suena familiar ¿la gasolina?)

8. Por esta razón, prosperan los Seguros de Medicamentos. La bonificación o cobertura del gasto en medicamentos llega al 70% del coste, nunca al 100%.
Hay un día a la semana en que las farmacias hacen un descuento a los jubilados del 5%.
La oscilación al alza de los precios de los medicamentos, inasequibles para el ciudadano chileno, conduce a la venta ambulante, que llega al autobús, a mercadillos callejeros, a tiendas diversas. Se venden unidades sueltas a precios desorbitados.

9. Las tres grandes cadenas farmacéuticas compran directamente a los laboratorios consiguiendo descuentos de hasta el 70%.
Además, fabrican sus propios medicamentos genéricos. Falabella los comercializa bajo el nombre de FASA. Por esta marca, dentro de sus propias franquicias, favorecen la sustitución de los medicamentos recetados. Aunque más del 70% de los medicamentos comercializados en Chile requieren receta, es práctica habitual que en la farmacia no la soliciten.

10. Hay que fomentar el consumo de medicamentos: con la publicidad se reduce la oferta y se limita la posibilidad de elección del paciente.
Las grandes cadenas venden sólo lo que es rentable y la oferta de medicamentos aún se ve más reducida, pues aquellos que no tienen salida, no son comercializados. La publicidad se extiende a los centros comerciales con quienes están asociadas las cadenas farmacéuticas. Se recomiendan medicamentos a través de la televisión y en folletos expuestos en las mismas farmacias.

Daniel Méndez, expresidente del Colegio de Farmacéuticos de Chile, asegura que "la automedicación irresponsable se fomenta y se extiende entre una población que adquiere medicamentos creyendo que son bienes de consumo, sin reparar en los efectos adversos y sin información transparente que les advierta.

La industria busca vender unos siete mil medicamentos distintos mediante una publicidad errónea que adjudica beneficios son especificar los efectos adversos".

Entonces, ¿a quién beneficia la desregulación de la farmacia?