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La Fotodermatosis del Adulto volver

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La piel sana, además de renovarse normalmente como los demás órganos del cuerpo humano, tiene una extraordinaria capacidad de auto regeneración cuando ha sufrido una lesión. La constante renovación de la epidermis se realiza por medio de un proceso controlado de mitosis, en el cual se originan de forma continuada los nuevos queratinocitos. Estas células circulan por los estratos epidérmicos y finalizan en el estrato córneo.

Ante una lesión, la piel reacciona poniendo en marcha sus mecanismos de defensa para recuperar su integridad.

El aporte de nuevos nutrientes y la formación de nuevo tejido conjuntivo dará lugar a la aparición de tejido de granulación. El proceso fisiológico de reparación de las lesiones en la piel consiste, en realidad, en una serie de acontecimientos que se producen en cadena, y en los que desempeñan un papel trascendental los fibroblastos, el tejido conjuntivo y la multiplicación de las células epidérmicas sanas de las capas más profundas.

El sol es la fuente de la radiación ultravioleta (UV) más importante para el ser humano; sus efectos beneficiosos son evidentes por su acción calórica, lumínica, antirraquítica (producción de vitamina D) y antidepresiva. Sin embargo, la exposición solar prolongada produce un envejecimiento prematuro de la piel o fotoenvejecimiento y aumenta el riesgo de aparición de neoplasias cutáneas entre otros.

En 1995, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la Organización Metereológica Mundial (OMM) el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación no Ionizante (CIPRNI) formularon unas recomendaciones sobre la manera de calcular, expresar y difundir el uso de un índice solar que representara una estimación de la radiación UV máxima en un lugar determinado y poder tomar así las precauciones adecuadas. Este índice se conoce como índice UV Solar Mundial y su valor oscila entre 0 y 20, según la intensidad de la radiación. Por otro lado, la capacidad de protección cutánea varía individualmente según la pigmentación cutánea natural, el color del cabello, la cantidad de pecas y la habilidad para adquirir bronceado: así conocemos los diferentes fototipos.

La piel se protege de la radiación nociva del sol mediante el mecanismo del bronceado, esto es, de redistribución y síntesis de melanina. Cuando se sobrepasa la capacidad para neutralizar la radiación UV por una sobre exposición solar, se producen reacciones cutáneas adversas, que pueden ser:

  • A corto plazo: quemadura solar, foto inmunodepresión, fotosensibilidad, fotoinducción, de enfermedades sistémicas preexistentes e insolación.

  • A largo plazo: fotoenvejecimiento o heliodermatitis, cáncer cutáneo.

La prevención debe contemplar aspectos como: cuidados generales de la piel (emolientes, hidratantes, etc.,) evitar exposiciones solares entre las 12 y 16 horas; La arena y la nieve ejercen un efecto de reflexión de la luz; la ropa protege pero depende de su grosor; utilización de sombreros, gorras, pañuelos, etc. ;Utilización de sustancias fotoprotectoras.

Es importante conocer los diferentes tipos de reacciones alérgicas de la piel donde interviene la luz solar: Fototoxia y fotoalergia. Especial interés precisa conocer los medicamentos que esté tomando el paciente, así como sustancias tópicas que haya aplicado o tocado.

Hay que mencionar varios puntos para un buen empleo de los filtros solares. Tienen que aplicarse un rato antes de salir de casa para favorecer su absorción. Su aplicación se debe repetir a las pocas horas. Hay que aplicar el filtro que necesitemos según nuestra piel: el sol pasa factura y ésta puede ser muy barata (arrugas) o muy cara (cáncer cutáneo).

Fecha última Inserción/Actualización: 17/04/2013

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