Es fácil, es cuestión de paciencia y practica, las primeras
veces, cuesta hacerlo y el enfermo se nos puede enfadar, pero a la larga
nos lo agradecerá.
El primer paso que no nos podemos saltar nunca es la salutación,
y explicarle lo que nos proponemos hacerle, de esa manera no lo cogemos
desprevenido.
Pondremos
una toalla alrededor del cuello, para evitar que se nos ensucie, abriremos
la cavidad bucal, miraremos que no tenga ni saliva ni mucosidades, si
es así, es conveniente que antes de la limpieza sacarlas, con
las torundas, estas las mojaremos con agua y emplearemos las que sean
necesarias, para una buena limpieza. Cuando hayamos eliminado esto iniciaremos
la limpieza.
Mojaremos las torundas con el antiséptico o la solución
que hemos preparado. Sacaremos él liquido que sobre estrujando
a estas, y empezaremos por pasarlas por toda la cavidad (labios, encías,
lengua, paladar, mejillas).
Emplearemos
las torundas necesarias para que esta quede totalmente limpia.
Si el enfermo es portador de prótesis (dientes postizos), se
las quitaremos, y lavaremos cuidadosamente debajo el grifo con agua
fría y dentífrico, al finalizar la limpieza de las piezas
las pondremos en un bote en remojo con agua fría, y al terminar
se las colocaremos otra vez.
Los
labios, si están agrietados le podemos poner vaselina, cacao
o bálsamo labial.
Sí
la boca está seca podemos ayudare a humedecerla con un cubito
de hielo o bien dándole un zumo el de piña que es lo ideal
ya que éste por ser ácido, activa las glándulas
salivares.
Así de esta forma nuestro familiar, amigo, tendrá una
cavidad bocal, en perfectas condiciones, y también ayudamos a
que coma mejor.