Las
necesidades de vitaminas y minerales varían de forma considerable a lo
largo de la vida de la mujer, especialmente en el periodo de embarazo
y lactancia. En esta época las necesidades son más altas porque el crecimiento
y la alimentación del feto así lo exigen, por lo que para no presentar
deficiencias en el organismo las mujeres embarazadas deben tener elevadas
reservas de vitaminas y minerales.
En
un estudio realizado en el que se analizaron los hábitos dietéticos de
135 mujeres españolas embarazadas, con edades comprendidas entre 19 y
42 años, demostró que la ingestión de un gran número de vitaminas y minerales
era significativamente más baja que las cantidades diarias recomendadas
(CDR). En concreto, se observó que el déficit era de:
- Un 98% de Zinc.
- Un 97% de Magnesio.
- Un 93% de Hierro.
- Un 88% de Ácido
fólico.
- Un 34% de Vitamina
D.
- Un 28% de Riboflavina.
- Un 12% de Tiamina.
- Un 12% de Vitamina
C.
- Un 8% de Vitamina
B12.
- Un 2% de Yodo.
De
estos datos hay que destacar el gran porcentaje de mujeres con déficit
de ácido fólico, vitamina D, calcio, hierro, magnesio y zinc, por que
este desequilibrio nutritivo puede tener efectos muy perjudiciales para
la mujer y el feto. De aquí la recomendación de suplementos vitamínico-minerales
durante este periodo.
Hierro
Un
incremento en las necesidades de hierro lo justifican factores como la
formación de la placenta y el cordón umbilical. Estas necesidades se acrecientan
por las necesidades propias del feto debido al periodo de crecimiento
en el que se encuentra. Según la Food and Nutrition Board (National Academy
of Sciences) es poco probable que la dieta aporte los 6 mg/día adicionales
de hierro elemento durante el embarazo necesario para el feto y la madre
para reponer las pérdidas sanguíneas del parto.
Teniendo
en cuenta que los depósitos de hierro en una mujer normal fluctúan entre
250 y 300 mg, se entiende que durante todo el embarazo pueden existir
complicaciones relacionadas con la anemia que provoca la falta de hierro:
Infecciones urinarias, amenazas de parto prematuro, rotura prematura de
membrana, bajo pero del niño al nacer.
Calcio
y Vitamina D
El
calcio es imprescindible para la formación y conservación del esqueleto,
y además la suplementación con calcio en estos casos contribuye al mantenimiento
de la masa ósea materna y, además, disminuye la incidencia de calambres
musculares durante el embarazo. La CDR de calcio para una mujer embarazada
es de 1.200 mg/día.
Los
suplementos de Vitamina D también resultan esenciales, ya que, durante
el embarazo, la transferencia de calcio desde la madre al feto se incrementan.
Esto resulta importante dado que la vitamina D es la responsable de la
fijación del calcio al hueso, viéndose en diferentes estudios que los
recién nacidos de madres suplementadas con calcio y vitamina D tienen
una menor incidencia de hipocalcemia y raquitismo neonatal.
Ácido
Fólico
Se
ha demostrado con diversos estudios que el ácido fólico disminuye el riesgo
de presentar defectos del tubo neural, es tal, que en septiembre de 1992
el Servicio Público de Salud de los Estados Unidos hizo la siguiente recomendación:
<<Todas
las mujeres de Estados Unidos en edad fértil que puedan quedarse embarazadas
deberían consumir 0,4 mg de ácido fólico al día, con el objetivo de reducir
el riesgo de presentar u embarazo afecto de espina bífida y otros defectos
del tubo neural>>
Pero
no solo con el ácido fólico, sino con un complejo vitamínico se pueden
prevenir defectos del tubo neural, así como defectos cardiacos y del tracto
urinario en el feto. En este sentido, un estudio demostró que la interacción
entre las vitaminas B6, B12, C y zinc con el ácido
fólico, desempeña un papel crucial en la prevención de defectos del tubo
neural y otras malformaciones congénitas.
Evita
los Defectos de Nacimiento
CADA
AÑO, miles de bebés nacen con malformaciones que podrían haberse evitado.
Según el New England Journal of Medicine, desde 1992, veinte mil casos
de defectos de tubo neural se habrían evitado en los Estados Unidos si
las madres hubiesen tomado suplementos vitamínicos con ácido fólico.
El
ácido fólico es una vitamina del complejo B que, cuando se ingiere antes
y durante las primeras semanas del embarazo, puede ayudar a prevenir ciertos
defectos de nacimiento del cerebro y la médula espinal denominados defectos
del tubo neural.
En
China, un estudio reciente comprobó que el uso regular del ácido fólico
antes del embarazo bajó el número de defectos del cerebro y la espina
dorsal en un 98%. Desde 1993, ese país ha pedido a las mujeres que planean
concebir, que ingieran 400 microgramos de ácido fólico al día. En general,
los médicos están de acuerdo en que ésa dosis es la necesaria para evitar
las malformaciones.
Más
Vale Prevenir.....
Los
complejos multivitamínicos contiene una forma muy sintética de ácido fólico
que el cuerpo puede absorber con más facilidad que el ácido fólico en
su forma natural (que el cuerpo debe descomponer para poder hacer uso
de él). Es por esta razón que los Centros de Prevención y Control de Enfermedades
y el Instituto de Medicina recomiendan empezar a tomar las vitaminas antes
de quedar embarazada, ya que los defectos comienzan los primeros 28 días
de gestación.
Más
vale prevenir, que lamentar.
Vitaminas
A, C, E, B1, B6 Y B12
Los
hijos de madres deficitarias de vitamina A son mas propensos a mostrar
infecciones virales broncopulmonares.
La
vitamina E previene, en los neonatos, la anemia hemolítica, la fibrosis
retrolental y la displasia broncopulmonar.
Para
prevenir el escorbuto neonatal las exigencias de vitamina C en este periodo
también se incrementan. Es importante saber que las mujeres que sufren
durante el embarazo una separación de placenta tienen valores sanguíneos
de vitamina C. Así mismo, en partos prematuros se han observado
cifras inferiores de vitamina B1.
Durante
el tercer trimestre del embarazo las concentraciones sanguíneas de vitamina
B6 decrecen. Concretamente el 25% de las mujeres no suplementadas
presentan valores bajos de vitamina B6, incluso 6 meses después
del parto.
Un
aporte de vitamina B12 evita una futura anemia perniciosa en
el bebé. Además, la vitamina B12 interviene en el proceso de
almacenamiento del ácido fólico.
Lactancia
Las
necesidades vitamínico-minerales durante el embarazo y la lactancia son
similares. En el caso concreto del calcio las necesidades son superiores
durante la lactancia.
Se
sabe por diferentes estudios que la concentración de vitamina C en la
leche materna está relacionada con el estado vitamínico de la madre. Cuanta
más vitamina C toma la madre, mayor es la concentración de vitamina C
en la leche materna, pero eso si, un suplemento de vitamina C con una
buena alimentación no influye en la concentración de la leche materna,
ya que parece ser que existe un nivel de saturación.
Se
sabe que la concentración de vitamina C decrece durante la lactancia y
en algunos casos existe un elevado riesgo de déficit de vitamina C en
la madre.
La
CDR de vitamina C durante la lactancia son de 100 mg/día, siendo la ingesta
óptima de 120 a 170 mg/día
La
concentración de ácido fólico en la leche materna depende del nivel de
ácido fólico de la madre. Cuanto más ácido fólico ingiere la madre mayor
es la concentración e la leche materna, aunque al igual que en el caso
de la vitamina C existe un nivel de saturación, a partir del cual una
mayor ingestión de ácido fólico no incrementa su concentración en la leche
materna.
Se
sabe que la lactancia tiende a agotar las reservas de ácido fólico, pudiendo
aparecer una anemia megaloblástica.
Las
necesidades mínimas durante la lactancia son de 100 a 200 m g y las necesidades
óptimas de 150 a 350 m g. En total, la cantidad de ácido fólico en la
alimentación debe oscilar entre 300 y 700 m g/día por que solo del 25
al 50% de la cantidad ingerida es asimilada por el organismo, y es que
las necesidades de ácido fólico durante la lactancia están incrementadas
y no se pueden cubrir con una dieta habitual, siendo por ello necesario
prescribir o recomendar un suplemento vitamínico con ácido fólico.
Luego
hay que destacar que es muy importante que la madre tenga unas buenas
reservas de vitaminas y minerales, ya que la salud del bebé depende del
estado nutricional de la madre.