La alimentación del niño a través del pecho materno es el mejor método que existe
ya que, además de la gran calidad de la leche materna, aporta una experiencia
íntima y produce un especial contacto entre tu hijo y tú.
Cuando
no puedas darle el pecho, o necesites apoyar esta forma de alimentación
con el biberón, recuerda que la combinación de ésta y la tetina que utilices,
determina la calidad de la succión de tu bebé.
Son
el elemento de lactancia artificial por excelencia. Debe ser atóxico,
inodoro, insípido, transparente, graduado, con la capacidad adecuada para
las diferentes pautas nutritivas, esterilizable (tanto en frío como en
caliente), ligero, resistente a los golpes y con una forma que evite la
existencia de puntos de difícil limpieza.
Los
hay de vidrio termorresistente o de materiales plásticos irrompibles.
El vidrio presenta frente al plástico la ventaja de ser muy resistente
tanto frente a las temperaturas elevadas como frente a los shocks térmicos.
Además, es un material mucho más neutro e inerte, no captando ni sabores,
ni colores, ni olores de los líquidos que contienen. La desventaja principal
es su fragilidad mecánica, pudiendo romperse, resquebrajarse o astillarse
con los golpes y caídas accidentales que inevitablemente sufren estos.
Los
de plástico resultan mucho más resistentes frente a las agresiones mecánicas,
pero por el contrario pueden tomar coloraciones amarillentas con alguno
de los líquidos que se administran a los bebés, además se vuelven opacos
cuando son limpiados con estropajos o escobillones de fibras rígidas.
En
la manipulación de la leche materna (tanto en los recipientes de extracción,
como en los de conservación) es importante utilizar siempre materiales
plásticos, ya que esta demostrado que los macrófagos y leucocitos en general
se adhieren al cristal, por lo que una manipulación en este tipo de materiales
haría que no llegasen íntegros al bebé.