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El
piercing es una técnica más del llamado body art, moda que ha ganado adeptos
rápidamente entre los jóvenes en los últimos años. En muchas culturas
antiguas es una costumbre frecuente, pero ha sido en la última década
cuando esta práctica se ha puesto de moda en el mundo occidental. El significado
de esta afición supera a menudo el simple deseo de obtener una imagen
más bella: provocación, rebeldía, individualización, atractivo sexual
o trastornos mentales, forman parte del abanico de motivos que llevan
a perforarse zonas del cuerpo tan sensibles.
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Es
esta una técnica no exenta de riesgos, requiere un conocimiento
exhaustivo de la zona anatómica, para evitar la manipulación quirúrgica
de vasos, nervios u otros tejidos que impliquen un mayor riesgo
de hemorragia, cicatrización anormal y otras complicaciones. La
aguja o catéter deben ser estériles, y el adorno (anillo, bola,
arco, cadena) debe además estar fabricado con material con bajo
riesgo de sensibilización |
El
uso de los antisépticos y anestésicos locales debe regirse por las
normas habituales, teniendo en cuenta fundamentalmente los riesgos
de alergia. Sin embargo, según un estudio publicado por la revista
Pediatric Emergency Care, realizado en California, los empleados
de las tiendas de piercing tienen un escaso entrenamiento sanitario,
desconocen la anatomía básica, las medidas de asepsia aconsejables
y utilizan sustancias como el cloruro de benzalconio o aleaciones
de metales con níquel, capaces de provocar alergias cutáneas.
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Fecha
última Inserción/Actualización: 17/04/2013
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