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Traumatismos
Durante
la práctica de actividades lúdicas y deportivas se corre el riesgo de
someter a los músculos, ligamentos y articulaciones a sobreesfuerzos involuntarios,
movimientos bruscos y elongaciones forzadas. El resultado de todo ello
son esguinces, tirones, contracturas, distensiones y toda una serie de
trastornos traumatológicos que cursan generalmente con dolor e inflamación
localizada y que se agudizan durante las horas posteriores al movimiento
que provocó la lesión. Lo más indicado para estos casos es la inmovilización
parcial del miembro afectado, manteniéndolo por encima de la articulación
anterior y combinándola con la aplicación de frío local o un vendaje elástico
compresivo. Si hay hematoma, puede ayudar la aplicación de alguna de las
pomadas antiinflamatorias o con heparinoides que nunca deben faltar en
un botiquín, y que serán también de gran utilidad en el caso de que se
produzcan morados por contusiones y golpes de diversa índole.
Raspaduras
y Heridas
El
otro gran grupo de afecciones traumáticas que pueden solventarse satisfactoriamente
con la ayuda de un botiquín bien equipado son las raspaduras y heridas.
En la mayoría de los casos se trata de heridas menores que únicamente
requieren una limpieza exhaustiva de la zona con agua y jabón y como mucho
la aplicación de un agente antiséptico tópico ( agua de hamamelis, mercurio
cromo, clorhexidina, tintura de yodo, povidona yodada). Siempre debe haber
en un buen botiquín algún representante de este grupo. Durante la operación
de limpieza debe tenerse especial precaución en retirar los restos de
suciedad y los posibles objetos extraños que hubieran podido quedar retenidos
en la herida. Si la herida es pequeña y está en una zona con poca movilidad,
lo más aconsejable suele ser, sin duda, dejarla secar al aire. Si la herida
reviste un poco más de importancia o está en una zona sucia, siempre puede
protegerse bajo apósito limpio que debe cambiarse a diario y que se debe
retirar a los 2-3 días (obviamente, lo cambiaremos con más frecuencia
si se moja o se ensucia). Aplicar en estos casos una pomada antibiótica
evita que el apósito se pegue a la herida y la mantiene fresca, evitando
que se infecte.
Si
la herida es profunda o ha sido realizada en una zona sucia, debe acudirse
al médico para que considere la posibilidad de administrar la vacuna antitetánica
o aplicar algún punto de sutura. Cuando vaya a tardarse más de 24 horas
antes de poder disponer de ayuda médica, tras la limpieza exhaustiva de
la zona pueden intentar juntarse los bordes de la herida con ayuda de
unos puntos de sutura, otro de los elementos básicos que tampoco deben
olvidarse en un botiquín de vacaciones.
Dentro
de este grupo, una mención aparte merecen las ampollas. Disponer en el
botiquín de apósitos adhesivos específicos para este problema o, en su
defecto, proteger la zona en que sintamos rozadura del calzado con esparadrapo
y gasa, puede ser suficiente para evitar su aparición. Una vez formada,
si está intacta, lo mejor es intentar protegerla con estos mismos medios
hasta que se reabsorba por sí misma. Si se reviente, deberá ser tratada
como si fuese una herida.
Fecha
última Inserción/Actualización: 17/04/2013
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