Un
riesgo para las mascotas y para sus propiedades.
¿Que
son y que daños pueden causar a las mascotas?
Los parásitos intestinales son seres vivos que se alimentan de
otros seres vivos. Los más frecuentes son los gusanos, que pueden
tener forma plana o redonda.
En
el aparato digestivo se alimentan succionando sangre y pueden migrar a
diferentes órganos como los riñones, los pulmones, etc.
Los parásitos intestinales son difíciles de detectar, y
cuando se observan los primeros síntomas en el animal es porque
la infestación está avanzada.
Los
signos más habituales son: pelo sin brillo, adelgazamiento, anemia,
vientre abultado, pérdida de vitalidad, etc.
Los
daños que pueden llegar a ocasionar sin un tratamiento eficaz pueden
ser muy variados, desde lesión en los tejidos y obstrucción
intestinal hasta infecciones graves y muerte.
¿Pueden
contagiarse las personas?
Sí, los parásitos intestinales pueden transmitirse a las
personas por:
-
Vía
oral: las mascotas lamen a menudo las manos, la cara... de
sus propietarios, lo que provoca la transmisión de huevos de
parásitos. El contacto con el pelaje del animal es otra vía
de contagio habitual.
-
Vía
Percutánea: por contacto directo de la piel con tierras
contaminadas.
Los
niños tienen un riesgo mucho mayor debido a que son menos cuidadosos
en cuanto a la higiene: se ponen las manos en la boca, juegan con la tierra
sucia y están en contacto directo con el animal.
¿Qué
daños pueden causar a las personas?
Aunque
depende de muchos factores, las consecuencias en las personas abarcan
desde problemas poco importantes hasta, en raras ocasiones, las lesiones
oculares e incluso la muerte.